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Fuera de los caminos trillados

Burano fue uno de los primeros asentamientos de la laguna y ha seguido prosperando como comunidad pesquera a lo largo de los años. Burano está densamente poblada y sus vías fluviales están armoniosamente alineadas con casas de colores. La isla ha cambiado radicalmente en las últimas décadas, pasando de ser un pueblo de pescadores y encajeros a un bullicioso destino turístico.

El corazón de la isla es la plaza Baldassare Galuppi con la calle del mismo nombre, que lleva el nombre del compositor de Burano. La calle está repleta de puestos de lino y encaje, trattorias al aire libre que sirven pescado fresco y el famoso Bussolai Buranei.

Burano es mundialmente conocida por sus encajes.  La escuela de encaje de Burano fue creada y promovida por Dogaressa Morosini a finales del siglo XVI. Con la presión de la competencia de los encajes franceses, Burano y su arte del encaje decayeron. El arte del bordado se recuperó en 1872 con la creación de la Scuola dei Merletti. La técnica que ha hecho famoso al encaje de Burano se conoce como "punto de aire". En esta técnica sólo se utilizan la aguja y el hilo a mano, sin ningún soporte. El arte del encaje de Burano ha sufrido desde entonces muchas evoluciones y modificaciones. En la actualidad, el encaje de Burano se caracteriza por la compleja dinámica de los diseños, que requieren mucho tiempo y dedicación. Por eso los precios de este encaje son muy elevados y difíciles de encontrar, en parte porque hay pocos encajeros. Si tiene suerte, podrá ver a las encajeras trabajando en las escuelas de encaje de Burano. Si quiere saber más sobre la historia del encaje y admirar algunos encajes finos, le recomendamos que visite el Museo del Encaje.

Pero Burano no es sólo encaje, sino que recomendamos una visita a la iglesia de San Martino.  Esta iglesia inacabada, con su llamativo campanario inclinado y las pinturas de su interior, es el símbolo de Burano. El campanario es visible desde lejos.

Si visita Burano, debe tomar al menos una foto de la casa de Bepi Sua, cuyas paredes eran repintadas cada día por el excéntrico Sr. Bepi.

Si dispone de varios días para visitar la laguna, le recomendamos que se aloje al menos una noche en una colorida casa de Burano. Experimentar Burano no como turista sino como residente será una sorpresa única.